viernes, 3 de julio de 2009

SAN VIERNES








El viernes es uno de esos días que todo trabajador (y también todo parado,,jubilado, desempleado, mosca, etc...) graba en el calendario para tomarse una servesa en San Julián. Aunque sea con estos calores, la llegada de los individuos al oasis se produce de manera continiada y escalonada. Hay algunos que tienen suerte y se encajan junto a la segunda entrada del bar pasadas las doce de la mañana y así pueden contemplar la cara del Peli o del Antonio en primicia. Otros, sin tanta suerte llegan un poco más tarde, al filo de las dos y otros aparecen sobre las tres con más hambre y más sed que un caracol en un espejo. Pero todos, absolutamente todos, comparten esos momentos de relax en torno a una cruzcampo en el templo talibán. Aparece Diego con su camisa entreabierta, provocando a las féminas del establecimiento, hace entrada en el bar, Enrique, con quien compartimos anhelos chirigoteros, "Niño, esta es pa tí" me dice Enrique y a mi me entran ganas de cogerlo a hombros. Después llega Paco, con más caló que un pingüino en Écija, y por fin llegan los "grandes", los únicos que rebañan la ensaladilla con los picos. Y así, se consume el mediodía y esperando la tarde en el barrio se hace la calma.

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